Ávila, la ciudad amurallada, nos recibe con su verano potente.
Blanca y Alejandro llegan a nuestro encuentro tímidos, expectantes. Parece ser que a Alejandro no le gusta mucho eso de hacerse fotos, que nunca se ve bien en las fotografías.
Vamos caminando por el centro de la ciudad y realizando alguna toma que otra. El hielo, es verano intenso en Castilla, se va rompiendo.
Volvemos a la ciudad, callejeamos, buscamos sombras y luces, nos reímos…. Ya se ha roto la tensión y Blanca y Alejandro se encuentran cómodos.
La muralla nos ofrece las mejores galas, el astro rey aparece entre sus almenas y nos regala algunas tomas bonitas…
Seguimos paseando y realizando fotografías mientras nos dirigimos hasta el Arco del Carmen donde queremos dejar reflejada la maravillosa puesta de sol que hay en la capital abulense.
Nuestras charlas, las de Blanca con mi ayudante Lur, y las de Alejandro conmigo, dejan claro que la preboda ha conseguido uno de sus objetivos, ya no somos extraños, ya hay una complicidad. El paseo y la charla nos lleva a otro lugar emblemático de Ávila, los Cuatro Postes. Se nos ha hecho de noche. Realizamos las últimas instantáneas.
Muchísimas gracias pareja, lo hemos pasado genial recorriendo la ciudad y haciendo esta sesión de preboda.
Muy pronto nos vemos en vuestro gran día, nos vemos a finales de agosto para celebrar el día más importante de vuestra vida juntos, para ser parte, y es un honor de veras, de vuestra historia.