Preboda en el pueblo abandonado de
El Merino (Ávila)

PREBODA EN EL PUEBLO ABANDONADO

Llevaba tiempo con ganas de realizar una de mis prebodas en El Merino, un pequeño pueblo abandonado cercano a la localidad abulense de El Fresno.

Por ello, cuando Iago y Alba me propusieron hacer algo diferente en su preboda, dejando de lado el centro histórico de Ávila, enseguida pensé en este lugar.

El Merino cumple con algunos de esos elementos que para mí son fundamentales a la hora de realizar mis prebodas, lugares con luces y sombras, fondos limpios, y lo principal, ser un lugar diferente.

Tras quedar en la Iglesia de Santo Tomás, los tres nos dirigimos, dirección El Fresno, para llegar a El Merino.

El camino fue ameno, charlando y riendo. Hay parejas con las que, sin saber por qué, conectas enseguida, y este fue el caso de Iago y Alba.

Comenzamos con unas fotos en un fondo plano, en este caso un muro de piedra casi derruido. Hay que romper con los nervios lógicos del comienzo de una sesión de preboda.

Unas cuantas tomas posando en el palomar abandonado y nos vamos a recorrer el resto del pueblo.

Puertas de madera, de chapa, corrales… Poco a poco vamos recogiendo tomas.

Llegamos a las afueras de El Merino, casi ya en la orilla del río Adaja, y nos encontramos con un corcel que Iago enseguida empieza a acariciar. Alba tiene más recelo, pero finalmente se acerca y… alguna instantánea más…

Seguimos callejeando y encontramos un establo en bastante buen estado de conservación donde realizamos algunas fotografías.

Ya parece que Alba e Iago y yo nos conocemos de toda la vida. Para esto, entre otras muchas cosas, es para lo que sirve una preboda, para ganar confianza entre las dos partes.

Saltamos tapias, y llegamos a una construcción en bastante mal estado, pero sus luces y sombras nos invitan a seguir realizando fotos.

Tanto hablar se nos ha ido y la tarde y empieza a ponerse el Sol. Algún contraluz mientras el astro rey se pone.

Estamos en el inmenso Valle de Amblés… las últimas tomas en el plano e inmenso valle.

Nos despedimos después de una tarde intensa con unas mollejas en el Pub El Ancla, y es que Ávila es, sin duda, una de las mejores ciudades para tapear.

El 23 de septiembre nos vemos en Ávila, Iago y Alba… ¡¡¡se casan!!!

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