Un mensaje a través de redes sociales de Sara, la prima de Sonsoles, nos avisaba de que esta pareja quería que su boda fuera diferente y entre esas diferencias también se encontraban las fotografías.
Tras nuestro primer contacto, Carlos y Sonsoles no sabían que querían fotográficamente hablando, pero sí que tenían muy claro lo que no querían.
Después de contarme sus planes para el día de su boda, debo admitir que las ganas de realizar el reportaje invadió mi interior.
Nos fuimos a Madrid y nuestra primera parada no sería la casa del novio, ni de la novia, ni el lugar de celebración de la ceremonia, la primera parada sería en el Gastrobar El B_us donde familiares de ambos novios se reunieron para picar algo antes de la ceremonia en el Ayuntamiento de Madrid.
Repusimos fuerzas y descansamos un poco. Nos volvimos a encontrar con Sonsoles en la peluquería Corta cabezas. A nuestra llegada, ella ya estaba acompañada de sus amigas preparándose para la fiesta de por la tarde.
Charlas, vino, chocolate, dulces… y ¡muchas risas! Así transcurría el tiempo.
Se aceraba el momento de la celebración. Esta se llevó a cabo en el Restaurante Perrachica.
Uno a uno, Carlos y Sonsoles, fueron saludando a todos los familiares que ya habían compartido con ellos la mañana, y a los amigos que ahora se unían a la celebración.
Nada de cena convencional… Música en directo que amenizaba el cóctel, Carlos y Sonsoles compartiendo momentos con sus invitados, los niños cenando en su mesa particular…
Ni siquiera tenían pensado bailar, aunque al final los amigos y familiares les arrancaron quince segundos de baile.